Ocurre durante el gobierno de Manuel Estrada Cabrera, a través del señor General Teodoro Cifuentes persona que era amigo personal de Cabrera. Por lo que se veía en esa época a inicio del presente siglo, el General Cifuentes gozaba de una autoridad con respaldo del Gobierno Central, contó con un cuartel, los soldados eran todos momostecos,
eran mal vestidos; la alimentación era mala y los soldados se mantenían enfermos, ya que no había higiene; además los castigos eran fuertes. Jamás se le pagó bien al soldado.
Conociendo Momostenango El ladino de esta época trataba mal al indio que iba a vender sus cosas al
Conociendo Momostenango El ladino de esta época trataba mal al indio que iba a vender sus cosas al
mercado o al pueblo, ellos decían “Cuánto vale esto mija” y el vendedor decía el precio, no podes dármelo más barato, no puedo decía la vendedora, esto era suficiente para que el ladino dejara uno o dos centavos por los ayotes o guisquiles, y sobre ello le pagaba a la pobre gente” Quien se oponía, lo metían a la cárcel, tenía que barrer las calles o ir a hacer leña a la casa de las familias, amigos de los jefes.
El general Cifuentes aprovechando el apoyo del gobierno, dispuso trazar las calles del pueblo, bajo su mando se construyó la Iglesia Católica y el edificio que ocupó el cuartel, se obligó a la gente a traer en forma gratuita la madera para los edificios y que fue traída de la aldea San Antonio Pasajoc, lugar que tiene de distancia veinte kilómetros de la cabecera municipal. Dicha madera fue cargada por cuatro hombres y debían acarrearlas de catorce varas.
La madera era muy pesada y los hombres debían llevar sus tortillas.
El hijo del General Cifuentes, quien era coronel, estaba a cargo del cuartel, pero traicionó al papá, por eso intentaron darle muerte, pero no pudieron, mediante engaño se lo querían llevar a Totonicapán para fusilarlo pero el se opuso, le dijeron que se lo querían llevar porque estaba
enfermo a lo que él contestó “si estoy enfermo, soy yo, a ustedes que les importa”, y lo dejaron.
Lo que se vivió en Momostenango, durante el gobierno de Jorge Ubico (1931-1944) fue otra época dura para la gente, ya que se le obligó a trabajar en cumplimiento de la ley de vialidad, que consistía en trabajar en el mantenimiento de las carreteras. Abusaban de la gente humilde y la enviaban hasta quince días o más, a lugares donde la tierra era más dura (taxcal o piedra).
Algunos fueron enviados a Salcajá, Tonicapán, San Bartolo, Argueta, etc.
Conociendo Momostenango Ubico era muy estricto, no le gustaba los problemas por eso cuando la aldea San Bartolo causó molestias, ordenó que le quitaran los libros de registro civil, el dinero de la tesorería, los libros de registro de cédulas de vecindad y que se le dejarán en depósito de la municipalidad de Momostenango; los bartolenses, realizaban en ese entonces todos sus trámites administrativos en la municipalidad de Momostenango. Duró muy poco tiempo esta orden. Las comunidades colindantes viven en constante enfrentamiento, se acusan mutuamente de delitos como el caso de unos jóvenes momostecos que se conducían en estado de ebriedad, se profirieron en insultos y fueron aprehendidos por vecinos bartolenses acompañando a dichos individuos, uniformes del ejército y pertechos de guerra, ante las autoridades del departamento. Como este caso ocurren otros más que es una consecuencia de algunos gobiernos del pasado. En la actualidad ningún gobierno por cuestiones políticas de tipo electorero no asume con responsabilidad de resolución a este problema, siempre quieren quedar bien con todo el mundo.
El general Cifuentes aprovechando el apoyo del gobierno, dispuso trazar las calles del pueblo, bajo su mando se construyó la Iglesia Católica y el edificio que ocupó el cuartel, se obligó a la gente a traer en forma gratuita la madera para los edificios y que fue traída de la aldea San Antonio Pasajoc, lugar que tiene de distancia veinte kilómetros de la cabecera municipal. Dicha madera fue cargada por cuatro hombres y debían acarrearlas de catorce varas.
La madera era muy pesada y los hombres debían llevar sus tortillas.
El hijo del General Cifuentes, quien era coronel, estaba a cargo del cuartel, pero traicionó al papá, por eso intentaron darle muerte, pero no pudieron, mediante engaño se lo querían llevar a Totonicapán para fusilarlo pero el se opuso, le dijeron que se lo querían llevar porque estaba
enfermo a lo que él contestó “si estoy enfermo, soy yo, a ustedes que les importa”, y lo dejaron.
Lo que se vivió en Momostenango, durante el gobierno de Jorge Ubico (1931-1944) fue otra época dura para la gente, ya que se le obligó a trabajar en cumplimiento de la ley de vialidad, que consistía en trabajar en el mantenimiento de las carreteras. Abusaban de la gente humilde y la enviaban hasta quince días o más, a lugares donde la tierra era más dura (taxcal o piedra).
Algunos fueron enviados a Salcajá, Tonicapán, San Bartolo, Argueta, etc.
Conociendo Momostenango Ubico era muy estricto, no le gustaba los problemas por eso cuando la aldea San Bartolo causó molestias, ordenó que le quitaran los libros de registro civil, el dinero de la tesorería, los libros de registro de cédulas de vecindad y que se le dejarán en depósito de la municipalidad de Momostenango; los bartolenses, realizaban en ese entonces todos sus trámites administrativos en la municipalidad de Momostenango. Duró muy poco tiempo esta orden. Las comunidades colindantes viven en constante enfrentamiento, se acusan mutuamente de delitos como el caso de unos jóvenes momostecos que se conducían en estado de ebriedad, se profirieron en insultos y fueron aprehendidos por vecinos bartolenses acompañando a dichos individuos, uniformes del ejército y pertechos de guerra, ante las autoridades del departamento. Como este caso ocurren otros más que es una consecuencia de algunos gobiernos del pasado. En la actualidad ningún gobierno por cuestiones políticas de tipo electorero no asume con responsabilidad de resolución a este problema, siempre quieren quedar bien con todo el mundo.